Mi fe,
tu fe, su fe.
Es
curioso pero una palabrita tan pequeña, solo dos letras, puede a veces
convertirse en un arma poderosa y hasta arrojadiza, su significado es amplio, enorme, inmenso,
casi tanto como otras mas complejas que se dicen por ahí.
La fe mueve montañas.
Es cuestión
de tener fe.
La fe es un don.
Tu fe
te salvara.
Su fe
no es la mía.
Vuestra fe no me va…
Ten fe en el Dios que prefieras pero no lo
uses contra mí.
Podemos
usarla casi que en todas las acepciones y aun así, no haber tocado fondo en lo que
para cada uno representa y si la
buscamos en el diccionario, nos llevamos hasta una sorpresa.
Pero en
este tiempo de crisis, convulso, traicionero,
indignado y muchas veces desilusionante, es bueno celebrar tener fe, confianza en que tarde o temprano, tu
hermano, tu amigo, te dará esa mano que te hace falta , fe en que las cosas irán
mejor, fe en que uno solo no es nada pero con otros es cambio .
En días
como el de hoy tratar de unir nuestras letras,
formar una cadena, creer en una ola de afecto, es sin dudas una acción de fe generosa y un aliciente para seguir
creyendo en los demás.
Así que
en un acto esperanzado como quien lanza una botella al mar, trato de unirme al resto e intentar así ser parte del cambio,
sino directa, indirectamente.
Que como
dice la canción… “Una GOTA con ser poco, con otra se hace aguacero…”