viernes, 8 de octubre de 2010

8 de Octubre 2010 Convivencia


Convivencia.
1. f. Acción de convivir.
                                                   Real Academia Española 

Convivir.
(Del lat. convivĕre).
1. intr. Vivir en compañía de otro u otros.
Real Academia Española


Convivir ,es también ser parte de un grupo  que aunque no tenga mucho en común debe al menos compartir el espacio y tiempo .
 Es curioso, en la escuela, cuando niños  nos enseñan las reglas básicas de la convivencia, el respeto por el otro, el amor hacia el semejante, la aceptación del prójimo como una parte más de uno mismo y esas ideas calan hondo en nuestras mentes infantiles.
Pero parece que al crecer perdemos esas reglas y hacemos que los demás soporten estoicamente nuestras rarezas y lo peor nos parece natural que seamos soportados por los que nos rodean, hacemos las mil y una tontería en pos de afianzar y dejar claro quiénes y que somos, aun a costa de la salud mental de nuestros familiares, parejas, amigos o entorno. Algo está claro, no somos buenos  tolerantes, queremos que nos toleren y para eso, solemos gritarlo bien fuerte, para no dejar ni dudas.
A menudo somos unos perfectos ángeles con los que están fuera de nuestras casas y verdaderos demonios al cruzar la puerta del hogar , recuerdo a mi abuelo peluquero de pueblo que solía descargar sus malos modos con toda la familia y al cruzar por la puerta de su negocio esbozar la más hermosa de las sonrisas para su clientela. Era frustrante para nosotros, los pequeños de la casa, ya que no siempre entendíamos esos cambios y una broma frente a sus parroquianos, no era tomada igual si se le hacía tras la famosa puerta.
Cuando crecí, entendí que algunas personas son así, iracundos tras la puerta de la casa, mansos corderitos en la calle y con los amigos, me preocupe, no quería ser igual que ellos y ellas, necesitaba por todos los medios no copiar esa forma “enferma” de vivir.
Y lo intente, probé y me  expuse a las más duras  pruebas de convivencia: Un grupo de jóvenes estudiantes en una pensión abarrotada, un par de colegas en el trabajo, una familia grande y extensa, una pareja comprensiva y reprobé.
Si, reprobé porque me di cuenta que era imposible escapar. Como todos los hombres y mujeres de este  mundo (que conocía)  necesitaba  un sitio donde no tener que “guardar las formas” y dejarme llevar por mis ataques de rabia contenida o iracundia nomás. Así que para convivir conmigo había que ser un ser buenísimo y tolerante capaz de aguantar que tras la puerta una hidra de 7 cabezas  te despedazara sin miramientos.
Pero la vida me llevo a un lugar distinto, a un mundo distinto, me quito todo lo que apreciaba y tenia, me saco de mis calles y mis plazas, me alejo del mar y de las compañías amorosas… y entonces comprendí que Convivir era aún más fácil si solamente ponía de mi parte el mismo empeño que ponía en “simular”.
Hoy que solo tengo de compañía a mis perras y me siento en paz conmigo  misma ansió con verdaderas ganas el tener con quien desarrollar lo aprendido sobre la convivencia; como si volviera a ser niña tengo en mi mente las enseñanzas de mis maestras. Al final resulto que descubrí qué :  con quien no podía convivir era conmigo misma, es que cuando te quedas sin nada de lo conocido, adquirís grandes dosis de sentido común.